Las Heridas Emocionales Más Comunes y Cómo Sanarlas

Todos llevamos dentro heridas emocionales que, en algún momento de nuestras vidas, han moldeado nuestra forma de ser, de actuar y de relacionarnos con los demás. Estas heridas, aunque invisibles a simple vista, tienen un impacto profundo en nuestro bienestar emocional y mental. Sanarlas es esencial para vivir una vida plena y auténtica. En este artículo, exploraremos las heridas emocionales más comunes, cómo se manifiestan y qué pasos podemos seguir para comenzar el proceso de sanación.

  1. Herida de Abandono/Dependencia

Descripción: La herida de abandono surge cuando hemos experimentado la pérdida o el alejamiento emocional de una persona importante en nuestras vidas, especialmente en la infancia o cuando hacemos alianzas inconscientes con nuestro clan familiar para repetir patrones de abandono en nuestra vida. Esta herida se vive a nivel del «hacer y tener». La mascara con la que se vive esta herida es la dependencia.

Manifestaciones: Personas con esta herida pueden sentir un miedo profundo a la soledad, necesidad constante de atención, dependencia emocional, necesidad de aprobación, celos y posesividad, dificultad para confiar, aislamiento, búsqueda constante de figuras de apoyo, baja autoestima, patrones de relaciones toxicas, miedo a gastar dinero.

Sanación: La sanación de esta herida implica aprender a estar cómodos con nosotros mismos y desarrollar una relación de autoamor y autoconfianza. La meditación, la terapia y el establecimiento de relaciones saludables y de apoyo son pasos cruciales. También se puede tratar a través del Ho´ponopono, esta práctica milenaria nos ayuda a tratar nuestra mente consiente a través de sus meditaciones y palabras gatillo, elevándolas a nuestra supraconciencia y así sanando nuestro inconsciente a través de la divinidad.

  1. Herida de Rechazo/Escapista

Descripción: Esta herida se forma cuando nos sentimos no deseados o rechazados por otros, ya sea en situaciones específicas o de manera constante. En nuestra niñez se pudo manifestar cuando nuestra figura materna o paterna o cuidadores nos mandaban a callar, nos juzgaban por las cosas que hacíamos, entre otras que interpretamos como rechazo. Esta herida se vive a nivel del «ser». La máscara tras la cual se esconde esta herida se llama “retraimiento”, “retirada”

Manifestaciones: Necesidad constante de aprobación, evita el riesgo del rechazo (autosaboteo), autoevaluación negativa, necesidad de control, sobrecompensación, autoengaño, búsqueda de validación constante, miedo al compromiso, inseguridad crónica, apego ansioso, celos posesivos, aislamiento emocional, autosabotaje financiero, acumulación excesiva de dinero, falta de confianza en habilidades financieras, necesidad constante de validación financiera.

Sanación: Trabajar en la aceptación personal y en la construcción de una autoestima fuerte es fundamental. Técnicas como el mindfulness, la terapia cognitivo-conductual y afirmaciones positivas pueden ser muy útiles.

  1. Herida de Humillación/Masoquista

Descripción: La herida de humillación aparece cuando hemos sido avergonzados, ridiculizados o menospreciados por otros generalmente por nuestros padres o nuestras figuras de autoridad y cuidado. Se genera la mascara a través del masoquismo.

Manifestaciones: Las personas con esta herida pueden sentirse indignas, experimentar vergüenza profunda y tener dificultades para expresarse libremente, evitan ser el centro de atención, baja autoestima, se humilla así misma, necesita de aprobación constante, evita las confrontaciones, evita los riesgos, le tiene miedo al rechazo social, necesita tener el control de su imagen personal, necesita ocultar sus problemas financieros.

Sanación: El camino hacia la sanación incluye aprender a reconocer y desafiar las creencias limitantes sobre uno mismo, rodearse de personas que nos respeten y apoyen, y practicar la auto-compasión.

  1. Herida de Traición/ Controlador

Descripción: Esta herida se origina cuando sentimos que nuestra confianza ha sido rota por alguien en quien confiábamos profundamente, cada vez que nos incumplieron con la palabra de algo que nos prometieron, cuando sentíamos menos atención que algún hermano o hermana o cada que rompían nuestras expectativas. Para no sentir la herida de traición, la personalidad construye la máscara del control.

Manifestaciones: Puede generar desconfianza, control excesivo y dificultades para comprometerse en relaciones, necesidad constante de pruebas, esforzarse en exceso por ser perfectos, evitar los conflictos, comparación constante, evitar inversiones o decisiones financieras importantes.

Sanación: Recuperar la capacidad de confiar es clave. Esto puede lograrse mediante el establecimiento de límites saludables, la comunicación abierta y honesta, y la práctica del perdón, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos.

  1. Herida de Injusticia/ Rígido

Descripción: Surge cuando sentimos que hemos sido tratados de manera injusta, lo que puede ocurrir en diversas áreas de la vida, cuando sentimos que no se nos valora o que no recibimos lo que merecemos. Cuando nuestros cuidadores, padres o figuras de autoridad no nos expresaban sus sentimientos y se comportaban fríos y distantes.

Manifestaciones: Puede llevar a la rigidez, la autoexigencia extrema y la dificultad para aceptar los errores propios o de los demás, sensibilidad extrema a la injusticia, necesidad de defender a los demás, desconfianza, búsqueda constante de equidad, necesidad de confrontación, tendencia a sacrificarse, miedo al abuso de poder, búsqueda constante de igualdad económica.

Sanación: Aprender a ser más flexibles y a practicar la gratitud puede ayudar a sanar esta herida. La terapia de aceptación y compromiso (ACT) y el trabajo en el desarrollo de la empatía son también recomendados.

Conclusión

Sanar nuestras heridas emocionales no es un proceso rápido ni fácil, pero es uno de los pasos más importantes hacia una vida más auténtica y satisfactoria que nos hará vibrar en la coherencia porque estaremos atrayendo aquello que queremos vivir. Al reconocer nuestras heridas y trabajar activamente en ellas, podemos liberarnos de patrones destructivos y abrirnos a nuevas oportunidades de crecimiento y felicidad. Recuerda, el primer paso hacia la sanación es la autoaceptación y la disposición a cambiar.

Como técnicas generales para la sanación de estas heridas, no importa cuan marcadas estén, es la práctica constante de la meditación y la resignificación de cada una de esas vivencias que marcaron una herida en nuestro inconsciente y generaron la realidad que ahora tenemos; generando nuevas memorias. Al hacernos conscientes de que debemos trabajar en ellas será mas fácil hacerlo, ya que solo podemos trabajar en aquello de lo cual tenemos plena conciencia.